“El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.”
Limitador y beneficioso por igual, el miedo ha sido el culpable de guerras e incultura, y a la vez, inspirador de arte y colaborador para nuestra supervivencia… ¿En qué consiste este impulso humano

El miedo es una emoción dolorosa, excitada por la proximidad de un peligro, real o imaginario, y que está acompañada por un vivo deseo de evitarlo y de escapar de la amenaza. Es un instinto común a todos los seres humano del que nadie está completamente libre. Nuestras actitudes ante la vida están condicionadas en gran medida por esos temores que brotan de nuestro interior, en grados tan diversos que van desde la simple timidez hasta el pánico desatado, pasando por la alarma, el miedo y el terror.
¿Cómo podemos conquistar el miedo?
Existen varios pasos para conseguir que el miedo no nos paralice:
1. Aceptar que tenemos miedo. Sabemos que todos lo padecemos y no es un síntoma de debilidad reconocerlo.
2. Identificar cuál es nuestro miedo. A veces no es fácil reconocerlo. En ese caso lo mejor es centrarnos en la otra cara de la moneda: ¿cuál es nuestra motivación?: ¿estar integrados en el grupo? ¿ganar mucho dinero? ¿alcanzar unos objetivos?. En función lo que nos motive tendremos miedo a perderlo. Por ejemplo, si nos encanta formar parte de un grupo homogéneo de personas, probablemente nuestro mayor miedo será al rechazo.
3. Mirar al miedo a la cara y hacerlo concreto. Nuestro peor enemigo siempre es nuestra propia cabeza. Nosotros somos capaces de imaginar cosas mucho peores que la realidad. Por eso son tan peligrosos los miedos ambiguos. Cuando un jefe te dice: “haz esto o atente a las consecuencias”, probablemente pensemos en unas consecuencias mucho más dramáticas que las que luego realmente sucederán.
Por tanto, lo mejor es que ante una amenaza pongamos sobre el papel las posibles consecuencias. Por ejemplo, si me quedo sin trabajo, ¿cuántos meses de paro me corresponden? ¿tengo dinero ahorrado? ¿tengo contactos? ¿cuál es mi empleabilidad?, etc.
En definitiva, para superar los miedos lo mejor es centrarnos en nuestra motivación trascendente, aquella que nos empuja a seguir adelante a pesar de los riesgos.
Como decía Nelson Mandela:
“No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo”