LA CIUDAD

la utopía es una forma de alienación, por más que quienes sostienen versiones utópicas de la esperanza mantengan que ésa es la manera de lograr la desalienación.
Con las observaciones anteriores hemos averiguado dos características de la esperanza: la visión optimista del futuro, y la convicción de que el futuro sólo es mejor si no se debe sólo a fuerzas extrañas al hombre. Pues bien, si la esperanza se instaura en el tránsito hacia el futuro, si lo mejor está por venir pero no llegará sin contar con el esfuerzo humano, su advenimiento exige una tarea. La tarea es el tercer factor de la esperanza, y comporta un compromiso íntimo; por consiguiente, es un deber. La esperanza impone una obligación: ante todo, el que tiene que mejorar — creciendo — es el ser humano.

Salir de la versión móvil