Por: Carlos V
Nos han hecho creer que la valentía es la ausencia del miedo. Que los valientes son aquellos que caminan sin dudar, que nunca tiemblan, que no se quiebran. Pero la realidad es otra, mucho más profunda y humana: la gente valiente también tiene miedo.
Ser valiente no significa no tener miedo, sino decidir avanzar a pesar de él. Es pararse frente a lo desconocido con el corazón latiendo fuerte, con las manos sudorosas, con la voz a punto de quebrarse… y aún así dar el paso.
El miedo no es enemigo del coraje; es parte de él. Cada decisión importante en la vida —cambiar de trabajo, emigrar, amar de nuevo, emprender un sueño, hablar con honestidad— está acompañada por el miedo. ¿Y quién no lo siente? El miedo nos recuerda que algo importa. Que hay algo en juego. Que estamos vivos.
La diferencia entre quien se paraliza y quien se lanza no es la ausencia de miedo, sino la voluntad de enfrentarlo. Porque el valiente no es quien no tiembla, sino quien tiembla… y camina.
Detrás de cada acto de valor hay una historia secreta de dudas, noches sin dormir, lágrimas ocultas. Detrás de cada emprendedor que lucha por su negocio, de cada madre que saca adelante a sus hijos sola, de cada joven que se atreve a ser auténtico, hay miedo. Pero también hay una fuerza silenciosa que dice: “Hazlo, aunque duela. Aunque no sepas cómo. Aunque nadie lo entienda.”
Reconocer que el miedo es parte de nuestra humanidad nos hace más fuertes. Nos libera de la máscara de perfección. Nos permite pedir ayuda, respirar hondo, y seguir adelante, sin fingir que todo está bajo control.

La próxima vez que sientas miedo, no te escondas de él. Abrázalo. Escúchalo. Y luego, con ese temblor en el alma, da el siguiente paso. Porque si sientes miedo, es señal de que estás vivo… y si aún así decides avanzar, entonces eres más valiente de lo que crees.
No esperes sentirte listo. No esperes que el miedo desaparezca. Camina con él, como quien camina con una vieja sombra. Porque al final, los sueños no se alcanzan en ausencia de miedo… se alcanzan a través de él.
